Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) no sólo son un problema grave que compromete la salud y bienestar emocional del individuo, sino que también, son un vector clave que puede conducir a la infertilidad.
Se sabe, por ejemplo, que las bacterias gram negativas, aquellas que poseen una fina capa de mureína en su membrana, como Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis, pueden desencadenar infecciones que, de no ser tratadas apropiadamente, son capaces de causar inflamación, daño y cicatrización a lo largo del tracto reproductivo femenino.
Estas inflamaciones bloquean las trampas de Falopio, impidiendo que los espermatozoides logren alcanzar al óvulo y fecundarlo.
Interesantemente, el enfoque principal de las investigaciones en esta área se centra en el efecto de las ETS en la pareja femenina, sin embargo, la fertilidad del hombre también se puede ver afectada.
Infecciones genitales graves son responsables de causar obstrucción en los túbulos seminíferos y / o provocar daño testicular, así como influir en un bajo volumen de semen y motilidad espermática que dificultan la fertilización.
Esto convierte a las ETS en una causa de infertilidad prevenible. Siempre es importante ser cuidadoso y actuar con responsabilidad, ya que no sólo nuestra salud, sino nuestra posibilidad de concebir una familia en el futuro, se encuentra en juego.
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REFERENCIAS
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Fode, M., Fusco, F., Lipshutlz, L., & Weidner, W. (2016). European Urology Focus. 2, 383 – 392. doi: 10.1016/j.euf.2016.08.002.